Luna, hechicera de almas en pena
que vagan por la noche oscura
entre neblinas y candelas,
llevando atada su condena
en frías cruces, en talladas piedras
y en la soledad de las tinieblas.
Luna, cautivadora de espíritus
y de amores robados, prohibidos
y eternamente deseados,
por ti han sido embrujados
con la belleza de los hados
y el influjo de tu lindo halo.
Luna, bruja, seductora y ladrona,
de ese amor que a una niña buena
le concedió una hermosa sirena
en un nuboso día de noviembre,
entre lluvia, viento y arena,
y tu se lo quitaste para siempre.
Luna, encantadora y embaucadora
de duendes, espectros y sombras
que caminan en busca de la aurora,
sin encontrar esa compasiva hora
en que hallen descanso con palabras
llenas de amor y clemencia redentora.
Luna… me quitaste la alborada,
el afecto y la bondad…
y la felicidad de mi amada.
Déjame dormir en soledad
con el recuerdo
de su dulce amistad.
A.V. 29-4-12